Demuestra que eres el mejor profesional, pero no alardees de ello

Después de un largo proceso de presentar una candidatura, pasar test psicotécnicos, pruebas prácticas, posiblemente grabar un video sobre ti… llega el esperado momento de acudir a la entrevista presencial.

Has superado todas las fases y estás seguro de que eres el candidato ideal para la vacante, cumples con todos los requisitos y tu currículum te avala, pero ¿cómo evitamos parecer prepotentes ante nuestro interlocutor? Parece una pregunta baladí, pero debes tener en cuenta que tanto el exceso de prepotencia como el exceso de modestia puede provocar rechazo en el seleccionador.

  1. No hables en primera persona. Es normal que en una entrevista de trabajo queramos explicar todos nuestros logros anteriores y fortalezas, pero un buen consejo es que te olvides del “yo” y te centres en el “nosotros”. Explicando cómo tú y tu equipo conseguisteis alcanzar los objetivos marcados o poner en marcha un nuevo proyecto te ayudará a no parecer arrogante y potenciarás el trabajo en equipo, una cualidad cada vez más valorada por los reclutadores.
  2. Utiliza ejemplos para mostrar tus fortalezas. En una entrevista de trabajo tu interlocutor no espera que le hables de tus cualidades, sino que querrá que se las demuestres. Para ello te puede resultar útil acudir a la cita con ejemplos de trabajos realizados como puede ser un porfolio de proyectos o un blog personal. Si por tu trayectoria profesional es complicado disponer de ejemplos de tus trabajos, otra forma de mostrar tus cualidades es exponer algún problema que hayas podido resolver gracias a tus capacidades.    
  3. No te muestres prepotente. Crees que encajas como un guante en el puesto, pero en la entrevista no te muestres prepotente ni altivo. Lejos de resultar arrogante, debes ser humilde y recordar que es el reclutador quien lleva el peso de la entrevista. Deja que sea él quien realice las preguntas y muéstrate como una persona abierta, pero sin monopolizar la conversación. En este punto, la clave es no interrumpirle, escucharle atentamente y hablar lo justo para dar respuesta a sus preguntas. Piensa que si tienes dudas, siempre te ofrecerán a lo largo de la entrevista un momento para que puedas preguntar lo que no te haya quedado claro o expresar aquello que se haya quedado en el tintero.
  4. Controla tu comunicación no verbal. Los expertos dicen que el 93% de lo que comunicamos lo hacemos a través de nuestros gestos, postura, vestimenta… es decir, a través de nuestra comunicación no verbal. Si a ello le sumamos la importancia que tiene la primera impresión que causamos, es fundamental cuidar todos estos aspectos. Es importante que asistas a la entrevista bien vestido y que seas puntual, lo ideal es llegar unos 5 minutos antes. También piensa que la forma en la que das la mano a tu interlocutor o en la que te sientas influye en esta primera impresión y le puede dar muchas pistas sobre tu forma de ser.
  5. No preguntes por el salario. No es ningún secreto que todos esperamos un salario a cambio de nuestro trabajo, pero sacar a colación este tema en una entrevista de trabajo o preguntar por los días de vacaciones que vamos a tener puede provocar un efecto de rechazo en nuestro entrevistador ya que puede pensar que lo que más valoramos es el sueldo que vamos a tener. Por ello, el mejor consejo es que hables solo de tus aspiraciones salariales cuando tu interlocutor te pregunte por ellas, no antes.

Recuerda que, además de todos estos consejos, siempre es importante que previamente te hayas preparado bien la entrevista y hayas realizado un trabajo previo de investigación de la empresa en cuestión.